Partimos hacia nuestra aventura. Un trayecto de tres horas nos llevará a Santiago Niltepec, donde nos recibirá un amigo local. Comeremos en su casa y, por la tarde, aprenderemos sobre el increíble proceso natural de extracción del índigo: desde la planta llamada jiquilite hasta el índigo petrificado, listo para teñir.
Cada persona teñirá su propia prenda, diseñada por la marca 100% mexicana Ache, que podrá conservar como recuerdo de este magnífico y único viaje experimental.

San Juan Guichicovi nos espera, un pueblo Ayuuk (Mixe) ubicado en la región Mixe Baja y rodeado de bosques húmedos. A pie exploraremos sus calles, la plaza y el mercado. Admiraremos su arquitectura colonial del siglo XVI y visitaremos el templo dominico de San Juan Bautista.

Visitaremos un taller donde se elaboran enredos y huipiles tradicionales en telar de cintura. También conoceremos una empresa local de mujeres que, inspiradas en el color y la alegría de su cultura, confeccionan huipiles con cadena en máquina de pedal. Gracias al éxito del proyecto, ser artesana en Guichicovi representa autonomía, seguridad económica y un legado para las generaciones futuras.

Terminaremos la visita con una muestra musical de los fiesteros mixes, conocidos como los tipxpëtëjk, quienes tocan instrumentos de cuerda.

Dedicamos nuestro último día a un viaje simbólico inspirado en Macario, el cuento de B. Traven llevado al cine por Roberto Gavaldón.
El Centro Histórico y el Cementerio de San Cristóbal se vuelven escenario y espejo: Caminamos entre altares, velas y sabores, guiados por la literatura, el cine y la cultura popular mexicana.

Finalizamos con un ritual colectivo:
Encendemos el altar que hemos nutrido durante días, compartimos pan de muerto y dulce de calabaza, y dejamos que el cine cierre el círculo.

Nos despedimos de Chiapas con el corazón lleno de memorias, aprendizajes y aromas dulces.

Honramos la muerte, celebramos la vida y llevamos con nosotros la certeza de que otro modo de viajar —más consciente, más humano, más sagrado— es posible.